Han tenido que pasar 175 días para que el Granada vuelva a sonreír lejos del Nuevo Los Cármenes. Los rojiblancos se fueron al descanso con un 0-2 gracias a los goles de una dupla amenazaba con marcar las diferencias y así lo ha hecho: la formada por Weissman y Uzuni. Después solo tuvieron que defender lo ya conseguido.

Lo cierto es que el partido se le puso muy de cara al equipo granadino desde el minuto 3. Ese fue el momento en el que Callejón vio a Weissman mejor colocado que él, le filtró un buen pase al interior del área y el israelí, que debutaba como delantero del Granada, no dudó en recortar a su par y mandar la pelota a la jaula con un trallazo imposible para Iker Álvarez (0-1).

Quiso recuperarse del golpe el Villarreal y empezó a arrinconar al Granada en su propia área, exigiendo la máxima concentración a un Raúl Fernández que fue de los mejores del partido.

Sin embargo, en un error defensivo del mini submarino amarillo Uzuni sacó su escopeta a pasear y marcó su primer gol de la temporada fuera de casa (0-2). El Granada había disparado primero, como los buenos pistoleros en el oeste, pero el filial del Villarreal tuvo dos oportunidades de réplica en las botas de Fer Niño, ambas saboteadas por un Raúl Fernández sobresaliente.

En la segunda mitad la entrada de Haissem siguió creando quebraderos de cabeza a la zaga rojiblanca, que sufrió más de lo que parece con un vistazo rápido al marcador. Raúl Fernández también evitó un gol cantado del habilidoso atacante amarillo y en el tramo final Weissman, Callejón y Uzuni tuvieron una buena oportunidad de sentenciar con una jugada a la contra en la que, en vez de ser efectivos, quisieron hacer una de esas jugadas de FIFA Street que gustan más a los gamers que a los entrenadores. Quizá se vinieron muy arriba por eso de tener la confianza por las nubes y la defensa ‘groguet’ acabó alejando el peligro.

Finalmente, victoria rojiblanca por 0-2 en un partido en el que el recién llegado Weissman igualó en tres minutos los goles anotados por Arezo en cinco meses. Quizá ahí estaba el secreto por el que este Granada no carburaba lejos de su estadio.

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