Dos goles de Uzuni desde el punto de penalti le sirvieron a la afición del Granada para calentar una noche gélida. Los dos tantos, los únicos del encuentro, permitieron a la escuadra rojiblanca completar un póker de victorias que ha devuelto al equipo a las posiciones de ascenso directo a Primera división.

La noche empezó ‘dabuten’ para la hinchada rojiblanca. Como cuando llegas a un concierto y la primera canción que toca el grupo es tu tema favorito. Eso hizo el albanés Myrto Uzuni, aprovechar un clamoroso fallo de Sergio García -que llegó tarde a un balón dividido con el ’11’ rojiblanco y se lo llevó por delante- para pedirse lanzar la pena máxima y adelantar a su equipo cuando tan solo se habían disputado siete minutos de partido (1-0).

Aunque el Tenerife demostró ser un rival rebelde y sin ganas de rendirse, la magia del Granada en el centro del campo apagó la llama del equipo canario. Melendo movió la varita, en este caso la pelota, como lo hacía Montoro en sus mejores tiempos y Pol Lozano fue su Fede San Emeterio particular, cuajando ambos un partido notable en el que su trabajo obligó a la zaga tinerfeña a multiplicarse para evitar que en el intermedio su vestuario pareciese un velatorio.

Ramis, que en su día le dio más de un quebradero de cabeza al Granada de Diego Martínez pero que terminó marchándose derrotado como técnico del Almería, vio como la historia volvía a repetirse. Obligó Waldo a trabajar a Raúl Fernández con un buen chut cruzado y Elady marcó un buen tanto que no se convirtió en el 1-1 porque el árbitro lo anuló por un dudoso fuera de juego. Tres minutos estuvo el VAR revisando la jugada, tres minutos que se hicieron más largos que un debate de La isla de las tentaciones. Con el 1-0 se entró a un tramo final en el que Sergio González volvió a meter la pata en su área, cortando un balón con la mano que llevó al árbitro a señalar el punto de penalti por segunda vez en el mismo partido. Uzuni demostró que es el emperador del Zaidín y no se achantó desde los once metros, transformando su lanzamiento en el segundo y último gol de una noche en la que los más disfrutones fueron aquellos que tuvieron una manta o una bebida caliente a mano en las gradas del Nuevo Los Cármenes.

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