Volvió a suceder. El granadinismo experimentó la metamorfosis de su equipo, que una jornada más pasó de ser ese patito que juega feo en casi todos los campos de Segunda a convertirse en un majestuoso cisne que se hace respetar en ese jardín a los pies de Sierra Nevada que recibe el nombre de Nuevo Los Cármenes.
El Granada volvió a ganar en casa, con más sufrimiento del que se intuía en el descanso, y en estos momentos vuelve a ocupar la segunda plaza de LaLiga Smart Bank, la que a final de Liga le valdría un billete directo hacia la Liga de las estrellas. Considero Paco López que era necesario dejar en el banquillo a Weissman y recuperar a Puertas y lo cierto es que ningún granadinista echó de menos al israelí. Ha llegado el momento en el que ayudar a la causa es más relevante que ostentar un ilustre apellido y eso se nota en el Granada y en el resto de los equipos. Uzuni y Melendo apenas tardaron diez minutos en crear las primeras ocasiones del encuentro y fue este segundo el que, tras un templado centro de Carlos Neva, se benefició de un inesperado rebote en la cabeza de Cardona para atraer un balón sin dueño junto al punto de penalti y empujarlo al fondo de la portería canaria (1-0). Las Palmas quiso reaccionar pero esta vez Petrovic y Bodiger ejercieron de porteros de discoteca y no dejaron pasar en dirección al área local a ningún futbolista amarillo que pudiera generar problemas. Parecía entrar el partido en la hora de la siesta cuando a Marvin se le atragantó una salida y, sin saberlo, se convirtió en el mejor amigo de Uzini. Y es que el zaguero amarillo quiso ceder un balón comprometido para Mfuliu, pero este no entendió sus intenciones y Uzuni aprovechó la confusión para quedarse con el esférico y correr con él en los pies como alma que lleva el diablo. Tras una cabalgada que haría sentirse orgulloso al mismísimo Ussain Bolt se plantó solo ante el meta rival y definió con maestría (2-0).
El segundo acto dio comienzo con otro mano a mano del punta albanés con el portero del cuadro canario, pero esta vez su mirilla estuvo ligeramente desviada y a renglón seguido Coco estableció el 2-1 a la salida de un córner. Cardona y Álvaro Jiménez hicieron trabajar de lo lindo a Raúl Fernández antes de que Vitolo, en el 86, se pasara de frenada en una entrada a Bryan Zaragoza que le terminó costando la roja directa. Había entrado cinco minutos antes y le hizo un flaco favor a su equipo, que siguió apretando en busca del empate y casi lo consigue con otro remate de Coco que salió fuera por poco pero el granadinismo supo sufrir, alentar a los suyos en un descuento que parecía interminable y, finalmente, celebrar otro triunfo más.
Al igual que el Granada de Fabri y el de Diego Martínez, el Granada de Paco López es una mole cuando juega en casa y victorias como ésta pueden ayudar mucho a conseguir el objetivo propuesto por el club.