El Covirán Granada venció un partido crítico. De esos que debes ganar para no caer al hoyo. Y lo hizo tras verse 18 puntos abajo en el primer cuarto. Los rojinegros arrancaron fatal, fallando un sinfín de lanzamientos desde el perímetro. Eso provocó que los maños se marchasen fácilmente en el electrónico. Las estadísticas de los granadinos no invitaban al optimismo. Nada que destacar en estos diez minutos. Pero en el segundo cuarto todo cambió. La grada enchufó a los suyos que fueron poco a poco disminuyendo la renta rival. Lluis Costa tomó la alternativa, contagió a sus compañeros que comenzaron a defender de forma muy intensa y llevaron el marcador hasta el 35-39 del descanso.
La segunda mitad arrancó de forma frenética. Los granadinos llegaron a ponerse a dos puntos pero tres malas defensas nazaríes hizo que los maños se fueran a nueve otra vez. La entrada de Renfroe volvió a conectar a los suyos con un triple. Cada posesión era vital. Un triplazo de Luke Maye tras tapón espectacular de Ndoye hizo rugir a la grada que llevó a los suyos en volandas. Casademont Zaragoza no cedía el mando en el marcador y logró acabar el cuarto con la misma ventaja del descanso (52-56).
El último cuarto arrancó con un triplazo de Thomasson. Otro de Bropleh se salió del aro cuando daba ventaja al Covirán. Pero Maye puso por fin por delante a su equipo a 8 minutos del final (58-56). El choque era dramático. Cada posesión anotada era media vida pero se hacían puntos con cuentagotas. Luke Maye volvió a aparecer con otro triple lateral para poner 4 puntos arriba a su equipo (62-58) que Zaragoza volvió a empatar (62-62). La tensión aumentaba. Un triplazo de Thomasson volvió a dar ventaja a su equipo y Luke Maye apareció para rescatar un rebote y anotar dos puntos vitales a 2.35 del final (67-62). Fue el salvavidas al que se agarró Covirán para vencer un choque clave que le sigue dando vida de cara a la permanencia. Sevilla dictará sentencia.
